El aire se apretó en sus pulmones, dejó entreabierta la boca, hueca , sus ojos negros dejaron de parpadear.
- Suéltalo. El aire que tienes atorado, suéltalo. Te estás poniendo azul, saca el aire suavemente. Exhala y luego inhala y así sucesivamente. ¿ Qué no te enseñaron a respirar cuando eras chiquito ?. ¡ Suéltalo ya !.
Inclinada sobre su rostro le hablaba, clavando como dagas sus pupilas a través de sus ojos negros.
- ¿ Sientes mi aliento ?, suelta el aire que te vas a ahogar de verdad.
Ella se enderezó y se apartó un poco, al tomar cierta distancia él pudo darse cuenta que se trataba de una joven mujer. Sacó el aire de un sólo golpe y recuperó la respiración.
-¿ Qué nunca habías visto una mujer ?
- No. Sí. No tan cerca de esa manera.
- ¿ De esa manera ?
- Tan sorpresivamente. Tú no estabas aquí, yo baje la mirada menos de un segundo y de repente apareciste a un centímetro de mi nariz.
- ¿ Cuántos años ?
- ¿ Cuántos años qué ?
- Llevas un anillo en tu mano izquierda.
- ¡ ah !, eso. Dos.
- ¿ hijos ?
- No. Todavía no.
- ¿ Piensas tener ?, olvídalo. En realidad no me interesa.
La noche apenas comenzaba, el bar estaba lleno como todos los viernes por la noche. El ritual ya había comenzado, las mujeres solas destilaban ese olor de presa fácil, no había ninguna que no enviara señales de querer ser atrapada. Esa noche, Emiliano estaba solo, pero no tenía ninguna intención de jugar al cazador, simplemente quería beber un poco de whisky antes de volver con su esposa para relajarse de las presiones del trabajo. Alcohol, música y humo de cigarro era todo lo que buscaba.
- ¿ No me vas a invitar algo ?
- Sí , claro, por qué no. ¿ qué quieres tomar ?
- Vodka rocas. Que sea Stollisnaya de preferencia.
- Algo fuerte para una chica tan delicada. ¡ sírvenos un stolly rocas y un whisky rocas por favor.
- ¡ dobles !. No soy tan frágil como aparento, ¿ no te han dicho que las cosas no son como aparentan ?. ¿ Te gusta ?, tócalo , es suave, muuuy suaaaveee...
El extendió su mano izquierda, ella la tomó en el aire, la acercó lentamente a su torso , la colocó en su pecho justo en medio de sus senos, cerró los ojos y recorrió ambas manos de arriba a abajo sobre la tela de su vestido. Se detuvo en su cintura y se envolvió en su brazo.
- ¿ te gusta como se siente ?
- ¿ Qué ?, ¿ qué se siente qué ?.
- La seda. La seda qué más. Mira como brilla , es mi vestido nuevo, me costó carísimo. Quiero que todos lo vean, que todos me vean con mi vestido de seda.
Ella saltó sobre la barra derramando su vaso sobre Emiliano, iba de un lado a otro, bailando y dando vueltas ; preguntando a todos si les gustaba su vestido. Los hombres chiflaban y aplaudían, todos la voltearon a ver, no hubo ninguno que se perdiera el espectáculo.
El alboroto fue demasiado grande, un tipo de seguridad corrió hacia ella y le pidió que se bajara inmediatamente. Un hombre que se encontraba al fondo de la barra , la tomó de la cintura y la bajó diciéndole algo al oído, ella bajó la mirada y volvió con Emiliano.
- ¿ No te pareció que eso fue muy audaz ?, preguntó Emiliano.
- No. Yo siempre actúo según mis impulsos, te dije que quería que todos me vieran.
- Vaya que lo lograste. Todos en este momento están hablando de la chica del vestido de seda azul. ¿ cómo te llamas ?
- La chica del vestido de seda azul. Vámonos de aquí.
- No. Sí. No se. Es que... este... yo... no creo que esté bien . Mi mujer me está esperando.
- Olvídate por hoy de tu vida aburrida, por una noche no se acaba el mundo, además no vas a matar a nadie. A dos cuadras hay un motel, ¿ qué dices ?. Soy una chica limpia.
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