Delirio y sitio

En un abrir y cerrar de ojos el mundo cae rendido a mis pies, las sombras se pintan de cielo, el lúgubre tedio de los días de guarda renacen bajo la aurora del frenesí. Cantan las olas, el mar revienta entre una caricia y un devenir. El cosmos infunde su delirio, viajo a través del sonido, luego vuelo entre espectros idóneos en recintos colmados de un agua de suave cáliz. En un abrir y cerrar de ojos el mundo colapsa a mis pies, llagan heridas de infierno, sombras de muerte, luchas sin fin. El mundo tartamudea discreto, a tientas, en sincronía, una y otra vez. No tiene piedad, no sabe de dulzuras ni de vida ni de ensueños, mucho menos de las alas de un Ícaro quien quiere partir. Vuela sin precoz desvelo e infunde un carisma de hurtada desventura. Por la mañana el viento roza las nubes en invento acíbar una mente, tragaluz de ideas retorcidas en vaivén de espectros. El mundo rueda y cae en medio de mi alma con un peso voraz que inunda la estancia. Aquiles no está, ha dejado un vacío en el alma de Diotima. Estadio de huertos abortados entre una geografía y un limbo. En un abrir y cerrar de ojos el silencio calla, se aleja de mí. La vida no habla, la mete barrunta, mi boca llama. El fuego mata y se fuga. Después, en un abrir y cerrar de ojos el mundo cae rendido a mis pies...