En el cosmos a un lado del silencio
en el sitio aquel donde recostamos las ideas
aparece la musa disfrazada
conjetura un mundo donde el tiempo dilucida
a través de un pasillo de néctar de esperanza.
Se escribe la vida
se escribe la muerte...
Suspiro en pausas
el aliento no alcanza.
El espacio en blanco,
la letra ámbar
negra...
detrás de cada punto
un océano
abierto en forma de sintaxis .
El lenguaje de la duda
entraña soledad
el tiempo es hastío
el silencio circundante.
El alma muere cada vez
cae de un abismo a otro.
Despierta el estertor del occiso
nacido del infierno.
Ese que pernocta
y de día late a destiempos.
Es el miedo que trae un recuerdo
del olvido
de lo perdido
lo dejado.
Por más que corro me persigue,
me escondo
no me encuentra.
Es el veneno de un arrojo
la hiel de mi vestigio...
Por más que corro
no avanzo
entonces me detengo en el limbo.
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