I
Extirpación
Te extirpan el píloro,
el útero,
el riñón,
la angina…
Te regalan esos días
un collar,
un pendiente,
un libro.
Te miran, te consuelan,
te apaciguan, te medican…
Te extirpan un día el alma,
te extirpan un amor
un hijo
te dejan el corazón
que queda libre
como una rosa seca,
rojo sangre.
Entonces...
nadie te regala
un libro,
una idea,
un collar,
una palabra.
Te queda
un rebozo
bajo la almohada aplastada
una nota
escrita a mano de recuerdo.
Nada más,
nada te queda.
Nada.
Aire
no te queda,
falta.
Sangre
se te escapa,
huye.
Tres euros en el bolso
pasear por la calle
sin que nadie te
revise
acordándote
de todo,
olvidándote
de nada.
No lo pienses,
no puedes,
ni pensarlo
puedes,
no,
se escapa.
Y sabes que pasa
ha de pasar,
siempre lo hace.
Pero no sabes cuándo,
cómo
ni que día
levantarás el párpado
y verás que ya está hecho.
No sabes cuándo
quién
ni dónde
te encontrarás
tu nuevo yo,
otra vez tú
y volverás a engañarte
y a entregarlo.
Y volverás
a relamer
tu entraña
de momia
antes seca
y otra vez
surgida
de las mismas brasas
¡Ojalá!
Si,
de las mismas.
II
Celos
Este silencio denso
que me invade.
Este írseme
como la vida un poco.
Este pensar,
cuando no quiero,
que alguien escucha
los susurros
que fueron míos,
que aún lo son tal vez.
Este estar aquí
y no estar
porque no comes,
porque no hablas,
porque no sientes.
Este ser
de corcho
anestesiado,
cayéndosete
un lado de ti misma
hacia el otro lado,
ese que no puede con su peso
y lo recoge.
Esta inercia inerme
de querer olvidar
hasta que estás.
Es que no soy,
mi amor,
no soy quien era.
Es que Dios y yo
ya no sabemos nada.
Es que Dios
estuvo torpe
este día
en el reparto.
No quiero
esperar
no quiero
No pensar
Ni hablar
Ni comer
Ni cantar
Ni reir
Ni gozar
No quiero
Y cuando queramos otra vez
Tampoco querré
y aún se
que lo haré de nuevo
Lo sé, no me he cambiado
Y harás tu teatrillo
La vida es teatro
Es sueño
La verdad os hará libres
Me ha hecho libre
Y no quiero
Quiero ser presa
Y aquí estaré esperando el presidio
Las cadenas
Las bolas plúmbeas
de lo que no se conoce
De la mentira
que no cesa
que no pesa.
III
Mamá
Lo olvidará todo
Todo, hasta su nombre
Su figura
Sus pies
Sus manos
Su vientre
Su centro mismo
Lo olvidará
como yo quisiera
olvidarlo hoy mismo.
Y no lo sabe
porque lo ha olvidado ya
de tanto andarle.
Lo olvidará todo
hasta su día
y yo
quisiera olvidarlo ahora
para no ver
más de lo que ya veo
para no saber
lo que ya se.
Será la ausencia
de sí misma
la cariátide silente
y fría.
Así
como yo
quisiera ser ahora.
Bendito olvido.
IV
A Larissa, mi hermana querida
Estoy de tu mano
Intentando mantenerme erguida,
Derecha
Mirando al sol
Que me deslumbra.
Me apoyo en tu hombro
Y quisiera enroscarme en tu regazo
Como Sofi o como Rai
O como Joe cuando niño solo y asustado,
Y que me acaricies el pelo
Con la mano sana de curar
Como a una hija o a una hermana
Dolorida y rota.
No lo veo a Dios,
Ya no lo veo hace
Mil años.
Aunque sé que está
No sé quién es.
¿Vale la pena
la verdad?
No sé
Tal vez el aturdimiento
Del ajenjo con alcohol o chile
Valga más que esto.
Extraño tu regazo
Generoso.
Quisiera ser tu hija que te arrebataron
Tu esposo que te robaron
Quisiera estar contigo tanto…
Tanto… tanto…
Sólo tú eres capaz de sanarme ahora
O eso creo.
Porque solo tú sabes cómo he amado
Y cómo me han amado
A pesar de lo aparente.
Sólo tú lo sabes.
Tuve que venir a Itaca
A comprar de nuevo.
Pero no me olvido
De volver y llevarte
Tus tejidos
Tus libros
Tus tesoros.
Tuve que pasar por
Hiperión,
Por Utopía
Para llevarte
Frescas la locura y el sueño
Así sean equivocados
Por eso me tardé,
Amiga, hermana.
Tuve luego que
Tomar acíbar
Para despertarme un poco.
Pero ya me llego,
Ya voy y te arrullo
Las presencias.
Y entonces ya
Nos levantamos
Como la piel dura que somos
Dejando la chagrin, la zapa
Que nos concede engañosa
Los deseos
Y nos quita la vida
Con cada uno concedido
Y hacemos sombra con la tierra tumbada
Para parecer sólidas rocas
Nuevamente
Belén Fernández Fuentes
Madrid, primavera del 2012
No hay comentarios:
Publicar un comentario