Tengo una sed indómita
ahí donde pasa la esperanza
y se posan las dudas.
Me das de beber de las entrañas de tu alma,
cuidas de mis silencios y nocturnos,
me buscas en tus sueños
porque tienes miedo a que me marche.
Cuando en el alba tiembla todo mi denuedo
estás ahí para consolar mi fuga.
Eres la el brío que me completa
para seguir de pie en la garra
vida que me ha dado el destino.
Lleno de tanto y vació de todo
te tiendes frente a mí.
Has tocado el fondo dándo luz y color
a ese lienzo mío despintado y roído
de penas y muertes.
Barruntas otras vidas
con matices de amor y sombras
de tintes olivo
que derraman óleos ocrecarmín.
Crecen desde las raíces
hasta la razón
mil preguntas en vector.
Volará en libertad
a otros mundos.
Tengo un ansia de regocijo,
otra de crueldad.
La paz del un mundo es una tierra remota.
En un instante,
arrebatada entre latidos y lágrimas
de ternura,
de rabia,
de silencio,
se desploma el cosmos,
impronunciable sensación
que nos deja atónitos
mudos.
El mundo gira,
una vida,
una distancia
una sed,
una esperanza
un temblor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario