En un tiempo
el mundo adyacente de limbo
contiguo a la distancia
en el tiempo vacío
de nobeles verdades
yacía ahí
detenido en el silencio
tu mano...
Te vi caer como una pluma color colibrí
de azul desmembrado
entre mentiras y locuras
de amores inventados
en un ocre de sangre
en mariposas de muerte
entre hogares enajenados
sin augurios ni veleidades.
Aquileo entre las moiras...
En las auroras de mi mente
en un yerto nocturno
de palabras cuasieternas
pronuncié tu nombre
aquileo heroico de herencia
pero cobarde de llamas...
te vi caer ante la fuerza
de una dama.
La sombra coagulante
etérea de mi llanto
quebrantó la noche
en una épica batalla
de sueños y demonios
que llevaron mi alma entre
las olas del infierno.
Ahí te vi
deambulante entre los astros
en medio de las moiras
cortando el hilo
de tu vida.
Te vi caer
seis pies debajo
de las estrellas que
alumbran el pasto.
Mi Troya
tu muerte
el hoyo de Alicia
la salida
mi escape
mi vida.
Ay, aquileo
ay, las moiras...
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