Amores y desamores

Detrás del pasillo se encuentra una morada
un claroscuro de remembranzas añoradas,
ahí donde mil sueños son detenidos
por una brisa que llega desde lejos
hasta la cornisa donde habitamos eternos.
Una cerradura, un corazón que palpita
bajo el sepulcro de la aurora,
caen las estrellas que giran cada noche,
sobre un lienzo eterno
listo y vacío para ser etiquetado.
Envueltos de nívea gracia
con la mente amueblada por dudas
atadas a un millar de certezas
invocamos al limbo,
somos niebla habitada por fulgores nocturnos
sedas errantes de tiempos perdidos.
Una suave cadencia de amores y desamores
el palpitar de la ciénaga
el latir de los volcanes.
Una locura que duerme
y se tiende al vacío...
Un atardecer ocre
consumido,
una mañana fría olvidada del rocío...
¿quiénes somos?
¿quiénes hemos sido?
Somos espuma,
somos veneno...