bajo el limbo halo de tu mente,
pasaría eternidades perdida
en cada exhalar de tu presencia.
Dejaría atrás las tardes de llovizna
que inundan de ausencia la nostalgia,
ser en ti lo que en mí no he sido.
Convertida en agua deslizar mi sed
entre sirenas y Ondinas,
encallar en la noche tuerta de luceros
prófugos de tiempos
donde es posible cohabitar eternos,
mirar la profundidad de los océanos,
escuchar el barullo de la marea
que hipnotiza los astros
y con ellos mis ideas.
Soy una Náyade marina,
(de mares dulces y manantiales salinos)
un espectro terrestre que cabalga
millares de distancias,
que corre y huye cada
vez que el corazón late.
Mecería mis anhelos
en la profundidad de tus aguas,
en cada galopar de tus entrañas.
Mensajero de la noche,
de los abismos y los piélagos
perdidos de antaño.
Me arrastras hasta
el sur de las palabras
con el oleaje de tus venas,
pleamar de mis deseos.
Llevas contigo los hilos que tejen
un espacio diminuto de silencios,
donde encuentro la paz
y me detengo...
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