de la noche desnsa
entre paraísos y caracoles,
acariciada por una lluvia tenue,
entre destellos refulgentes
y una luna terciopelo.
Caí en el profundo piélago
de un ignoto universo,
sedienta de silencios,
muda ya de interrogantes.
Sus manos cándidas
acariciaron mis cabellos
tejidos por centenares de luciérnagas
que iluminan hacia el interior
donde habitan mis pensares.
Besaste mi frente
y besaste mis pies,
todas las certezas desmayaron
formando una alfombra de luceros,
sobre un espacio inmóvil
quedé tiritando de asombro y desconcierto.
El amor es un torbellino
que arrasa las ideas.
El viento exhaló en un suspiro
nuestros hados,
sin prisa, sin escalas
un mar océano abrió su oleaje,
nos invitó a fluir con su resaca,
entre sirenas y caballos.
Me has hecho ya
residente de tu pecho,
forastera de mi cuerpo,
habitante de tus venas.
Me tiendo en la cosmografía de tu viento
a escuchar el palpitar de tus anhelos,
son un pozo profundo,
un misterio que descubro lento
cada vez que te encuentro.
El amor es un universo ignoto
que se explaya a cada paso
y me deja muda
sobre una alfombra de luceros.
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