tendidos en un pasto de auroras ocre claroscuro.
El pasado llega con una marea sin olas
a tientas, despacio....
Incoa su espectro llagando mis alas rotas.
Tiemblo.
Recuerdo tras recuerdo olvidado sin memoria.
Una espina, otra...
Un cándido reír, un aliento torcido
exhala lamentos bajo las sombras.
Me toma por sorpresa tu nombre...
He huido mil leguas la distancia.
La soledad es una lluvia lenta
que erosiona las almas.
Resuena el tiempo a través de los sueños
se hunden en océanos de vaguedades como piedras
candentes que despiertan infiernos.
La oscuridad cuelga de un abismo de espectros,
resplandece al final del pasillo donde empieza
la espiral del bullicio sordo de remembranzas y miedos.
Déjame partir en la tarde cuando el sol
naranja de rabia embarque a otras tierras.
Déjame correr hacia el rugido de la noche
recostar ahí mi mente
por tan solo una eternidad de instantes.
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